...están siendo ajetreadillos, asi que recurro a lo fácil: aquí va otra imagen (más propia de este blog)
y un poco de música. Supongo que habreis oído esta canción de Navidad en alguna ocasión, con este par de voces merece la pena recordarlo. El video además es fantástico
A Fairy Tale of NY by Shane MacGowan & Kirsty MacColl
Sigue en esa silla, en esa posición desde la que la vió la primera vez. Desde su puesto de trabajo la miró y ya no pudo apartar la vista durante años. Desde allí se enamoró de ella, se hechizó. Bastaba levantar los ojos, girar ligeramente la cabeza hacia la derecha y veía a la criatura más bella que podía recordar. Su retina se llenaba de ella con cada una de aquellas miradas. Conservó esas miradas muchos años, casi todos los que duró su matrimonio. Hoy, tras mucho tiempo, ha vuelto a mirarla como entonces, recordando lo mucho que la sigue amando.
Mis recuerdos infantiles de la SGAE no pueden ser mejores. Mi padre, autor, se iba con mi madre a Madrid dos veces al año a recibir la liquidación semestral de sus derechos de autor. Aprovechaban para dejarnos con los abuelos y perdernos de vista un par de días. Luego regresaban cargados de regalos. En la distancia temporal veo la filosofía de aquellos jóvenes padres que pensaban que los mejores juguetes, aquellos de los que no se iban a olvidar sus hijos en la vida se los iban a regalar ellos, no ningún barbudo tipo Reyes Magos o Papá Noel. Así, al coincidir el final del curso y el inicio de la Navidad con dichos viajes, traían regalos impactantes y que han quedado asociados a esos viajes y a esa institución. Por aquella época mi padre tenía su "conjunto" con el que actuaba todo el verano de fiesta en fiesta. Visto desde ahora, la diferencia con los artistas no super famosos es que hoy compaginan su afición con ser camareros y entonces eran funcionarios. En aquel grupo el que componía era mi padre. Muchas historias se agolpan por salir ahora mismo vía estos deditos que teclean, pero me quedo con una que, cuando me la contaba mi tío la semana pasada, me sonaba a nueva. Parece ser que, una vez hace mucho mucho tiempo, para dar a conocer su música, realizaron una inversión de 1500 pesetas en producir su propio disco, de aquellos inolvidables vinilos de cara A una canción y otra en la cara B. Pues bien, mi padre aprovechó una visita a su ciudad natal para recorrer todos los garitos nocturnos de la ciudad acompañado de su cuñado (el que me relataba la anécdota) regalando a los dueños su música. En aquella época el que triunfaba era Adamo y el argumento de mi progenitor en todos los sitios era siempre el mismo: A ver, ¿cuándo va a venir Adamo aquí a tomarse un cubata? Pues yo estoy aquí, a mi me tienes cuando quieras. La cosa debió funcionar porque aquella inversión en los siguientes 6 meses se multiplicó por 200 en derechos de autor. En aquellos lugares sonaba la música paterna y se lo decían a la SGAE. El tal Adamo suena así, no es mi estilo, lo reconozco.
Lo confieso: me dan miedo. Soy de natural cantarina y últimamente miro a todos lados en busca del agente de la SGAE que venga a pedirme derechos de autor por alguna melodía. Ya da igual que sea música de autores que murieron hace más de 99 años y por tanto son de "consumo" libre. Cualquiera hace una versión de la obra- sea musical, teatral etc- y se arroga sus derechos, aunque lo único que haya hecho sea añadir una coma. A partir de ahí todos somos culpables por si acaso, todo el que interprete esa melodía o esa pieza debe pagar. Y los que no, también. Ese también se ha hecho vía el canon "por si acaso" por el que cada disco duro, dvd virgen... paga derechos de autor por si se nos ocurre grabar allí algo de alguien. No importa que podamos demostrar que usamos los cd para grabar documentos nuestros, que en nuestro ordenador no entra nada que no sea cosecha propia. Ellos cobran por anticipado. Tampoco se sabe dónde va ese dinero ya que no saben si lo usamos para tener una copia personal del disco de Alejandro Sanz que compramos o de la última película de Pixar. Difícilmente entendible todo esto. Para mí es como si nos cobraran un canon por cada cebolla que compramos por si acaso nos da por usarla en la receta de espuma de tortilla que inventó Ferrán Adriá. Daría igual que lo usáramos para la clásica tortilla de patata, seguro que alguien ha hecho una versión nueva en la que pone una pizquilla de canela y también hay que pagarle el canon. Demencial. En fin, que me dan miedo y es la razón por la que siempre pongo videos directamente de you tube, que la SGAE se apañe con google, youtube y con el que subió el video allí, aquí sólo se ve ese video, no se hace con ánimo de lucro pero... vaya usted a saber. Estos chicos tienen su propia opinión:
