jueves, 3 de abril de 2008

Cuestión de género en el trabajo


Por razones diversas últimamente pienso mucho en el tema del género. Para mí hay 2 géneros, femenino y masculino y uno está todavía claramente discriminado. Lo está en muchos aspectos y uno de ellos es en el laboral. Pasamos muchas horas en el trabajo, el trabajo nos da el dinero para vivir y además debería ser un campo de realización personal. En él reflejamos lo que somos y se nota siempre quien ha hecho qué. Cada uno tenemos una forma personal de hacer las cosas.
La mujer ha entrado con fuerza en la universidad desde hace muchos años las mujeres estamos en igualdad con los hombres en formación y ya debería haber mujeres en los más altos puestos de las empresas, de la administración o de la política. Y las hay, pero no en la misma proporción que hombres. La forma de trabajar de las mujeres, en general, no es la misma que la de los hombres y la forma de influir en los demás tampoco. Creo que lo ideal es que haya en las cúpulas de empresas e instituciones mujeres y hombres que complementen las acciones, pues de las dos formas de actuar se puede aprender mucho. Por ello sigo pensando que son necesarias las cuotas y toda forma de incentivar a empresas y organismos públicos para que potencien el desarrollo profesional de las mujeres. Indispensable también una buena política de conciliación de la vida laboral y familiar (el chiste es eso, una broma, no generalicemos).
Esto no quiere decir que nosotras lo hagamos todo bien. Recientemente en una clase de habilidades directivas, en concreto sobre motivar, la ponente nos contó que había dejado su puesto de alta dirección en una constructora al nacer su hijo porque quería estar a las 5 de la tarde en su casa con su hijo y eso era incompatible con su puesto. Ahora trabaja en una consultaría dando este tipo de cursos. Bien.
Pasadas un par de horas, hablábamos de empatía con nuestros colaboradores cuando una arquitecta dijo que ella tiene contacto con todos, con unos congenia mejor que con otros y que en concreto con la señora de la limpieza de su trabajo se lleva muy bien. Pero que le hace perder mucho tiempo pues siempre tenía algo que contarle. Esta mujer preguntaba cómo hacerle entender que, sin perder ese buen rollo, las dos tenían que trabajar.
Me sorprendió la respuesta por venir de una mujer que ha renunciado a un buen puesto por su familia, vamos que yo la suponía una cierta conciencia social; le salió la vena empresa cien por cien. Dijo que esas conversaciones a ella como jefa le venían muy bien ¿tú sabes de lo que se enteran las de la limpieza de todos tus colaboradores? ¡Aprovecha para que te cuente si uno sale mucho a fumar, si el otro pierde el tiempo, si les oye hablar de ti…! Utilización de la amistad, sí señora, con un par de tacones una vez más.
En fin, que nos falta mucho, mucho por hacer.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Está bien que una mujer tenga que renunciar a su puesto de trabajo, porque sus horarios son tan terroríficos que no pueda estar con sus hijos?. Definitivamente, no. Nos parece un acto de amor y de responsabilidad familiar que alguien lo haga, sin embargo, yo creo que las cosas deben pasar porque ambos asuntos sean compatibles en la medida de lo posible (ya sé que no siempre lo son), y que lo que cambie sean los horarios y las políticas empresariales. Si no, los hijos/as estarán mal, sí, pero además, a muchas de sus madres las verán tristes por no poder llevar a cabo un trabajo para el que llevan preparándose muchos años con sacrificio e ilusión. No es heroicidad renunciar. Para mí, es resignación...una palabra que no me gusta nada. Gemma

Calimero dijo...

Muchísimo por hacer diría yo. En algunos sectores el machismo sigue siendo la nota dominante. Y en muchas ocasiones además son las mismas mujeres las que echan piedras sobre su propio tejado. Coincido totalmente contigo en la necesidad de las cuotas, hasta que la situación se normalice, si algún día lo hace ;-)
Besos